Amigas, ¿a qué mundo queremos regresar?

La experiencia de la muerte y el aislamiento extremo de estos días en casas y hospitales nos convoca de manera urgente a una tarea política de radicalización de lo común a la que llegamos tremendamente tarde

Silvia L. Gil 8/05/2020  https://ctxt.es/es/20200501/Firmas/32177/Silvia-Gil-feminismo-coronavirus-mundo-normalidad-cuidados-capitalismo.htm?utm_campaign=lecturas-del-fin-de-semana-8-de-mayo&utm_medium=email&utm_source=acumbamail

<p>Mural de La Catrina en Ciudad de México.</p>
Mural de La Catrina en Ciudad de México.  Phyrexian

Escribo desde la Ciudad de México tras semanas de silencio. El sonido permanente de las ambulancias lleva mi mirada hacia una ventana por la que no se observa la calle, solo deja entrever una parcela de cielo con nubes casi en tormenta. Llevo mi mirada allí como si con ese gesto pudiese acompañar en su soledad a quien posiblemente se dirige a uno de los hospitales especializados COVID-19 dispuestos durante la contingencia. Luego, retengo el nudo de dolor en la garganta por si dejarlo salir restase fuerzas a quien viaja en una de las cápsulas de aislamiento atravesando la ciudad vacía. Me asaltan las preguntas más fundamentales en estos momentos: ¿Habrá respiraderos cuando llegue? ¿Habrá camas libres? ¿Habrá podido esa persona despedirse de sus familiares antes de ser introducida en la ambulancia? ¿Habrá abrazado suficiente a sus seres queridos por si no regresa? ¿Será bien atendida, acogida en su dolor, contenida si llega el miedo? ¿Habrá quien la aguardará afuera del hospital? ¿Habrá quien cuide a quien cuida?

En ningún rincón del mundo la muerte no duele. Es más, hay lugares y hay vidas donde los dolores que se cruzan son tantos que parecen obturar cualquier esperanza

En realidad, sabemos que antes de que los diferentes gobiernos del mundo tomaran medidas ante la extensión del virus, nuestro mundo era ya un mundo-crisis. Un mundo más acostumbrado al dolor, la destrucción y la violencia de lo que jamás pudimos imaginar. Un mundo en el que no ser testigo diario del sufrimiento y conservar la vida se fueron convirtiendo paulatinamente en privilegio de unos pocos, los cada vez menos. El eje fundamental de desigualdad en este mundo-crisis no se encuentra ya siquiera entre quienes acceden a bienes básicos y quienes no, sino entre quienes pueden cuidar su vida, comer alimentos no intoxicados, respirar aire menos contaminado, beber agua sin metales pesados, vivir en zonas exentas de violencia, trabajar en condiciones de no explotación extrema y quienes deben asumir la permanente posibilidad de la muerte y el progresivo y dramático deterioro de sus seres queridos. Lo cierto es que ese mundo prepandemia se organizó de modo que el bienestar del primer grupo era posible gracias a un sistema de abuso e injusticia desplegado diferencialmente sobre el conjunto de la población estratificada en términos de clase, raza y género. Dicho de manera más sencilla: el acceso al cuidado es privilegio de un grupo social con suficiente poder adquisitivo al que la pandemia ha situado ante la misma amenaza con la que se había naturalizado que viviesen millones de personas en el planeta.

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Como si hubiera un mañana: ensayos para una transición ecosocialista

08/05/2020 | Andreas Malm, Manuel Garí Ramos y Juanjo Álvarez

En este 2020 que se presenta tan complejo, desde Sylone y Viento Sur hemos querido lanzar una nueva colección dedicada exclusivamente al ecosocialismo. Es una línea que no nace de cero, sino que se apoya en trabajos previos, tanto en forma de artículos como de foros de discusión y que tiene sin duda su antecedente de mayor peso en la publicación de El imposible capitalismo verde, uno de los mejores análisis que se han elaborado sobre los intentos de reforma en clave ambiental.

El ecologismo está en un momento de auge, pero también de mutación, tanto en lo organizativo como en lo discursivo y propositivo. Por eso, queremos contribuir a editar y difundir en un sentido amplio que permita alimentar esos procesos de auge social y cambio político en una coyuntura de enorme importancia, no sólo para el propio movimiento y para las fuerzas políticas, sino para el conjunto de la sociedad. Así, la colección nace con voluntad de trabajar de modo plural, editando textos de diversas autores y sin excluir las líneas de ninguna corriente.

Los dos primeros títulos de la colección han sido elegidos con esa intención: el texto más reciente de Tanuro (que se ha publicado en castellano incluso antes que en la edición en francés) y un volumen colectivo para el que hemos contado con trabajos de múltiples autoras y autores. El primer texto vio interrumpido su recorrido, al salir de imprenta pocos días antes de que se declarase el estado de alarma, pero volverá con fuerza en próximas semanas. El segundo, titulado Como si hubiera un mañana: ensayos para una transición ecosocialista, que se encuentra en fase final del proceso de edición, es el que presentamos aquí, y del que os queremos ofrecer este adelanto.

Coordinado por Manuel Garí Ramos y Juanjo Álvarez, el libro ha pretendido unir trabajos desde distintos puntos de vista y aunar autoras diversas, tanto por su acercamiento al ecologismo como por su orientación: activistas ecologistas de diversas organizaciones, teóricos y académicos de peso o militantes de organizaciones políticas conviven en estas páginas en las que se tocan diversas áreas del momento actual del ecologismo y de la crisis ecológica. Pero tal vez la mayor novedad sea la unión de personas con una larga experiencia y visibilidad con otras que están empezando su actividad o que llevan años en una discreta segunda fila. En esa línea, un objetivo de la obra es contribuir a la renovación de los referentes que elaboran la discusión política y social en esta área. Así, en un mismo volumen se encuentran textos de referentes ineludibles como Jorge Riechmann, Yayo Herrero o Manuel Garí – coordinador de la obra – con trabajos de militantes jóvenes como Joana Bregolat o Irene Landa, vinculadas al movimiento juvenil por el clima, o Jaime Vindel, investigador que se está consagrando como uno de los referentes teóricos del ecosocialismo.

Mientras la crisis del coronavirus retiene la edición, os queremos dejar aquí una primera muestra de lo que contiene el volumen. Se trata del texto de Andreas Malm, profesor de la Universidad de Lund y militante político y social. Es una de las contribuciones más largas y complejas del volumen, también una de las que mayor debate puede generar. Esperamos que lo disfrutéis y sigáis atentas a la publicación definitiva. Leer más

¿LA SALUD DE QUIEN ESTAMOS DEFENDIENDO? DESIGUALDADES SOCIALES Y SANITARIAS EN TIEMPO DE PANDEMIA

1. TIEMPO DE DELIBERAR PARA DECIDIR
Eudil Carbonel, co-director de los yacimientos de Atapuerca, piensa que la catástrofe
humanitaria que estamos viviendo es uno de los pocos momentos de la historia en que se pone
en peligro “la especie humana”. Un pequeño virus desconocido por nosotros ha puesto en jaque
todo el omnipotente poder de la civilización, con sus conocimientos, sistemas, normas, pactos,
técnicas y desarrollo.
De pronto somos conscientes de nuestra fragilidad como humanidad y de nuestra
interdependencia, no sólo entre los pueblos y personas, sino del planeta y del cosmos en que
habitamos. Nuestra pretendida y sobrevalorada autonomía moderna, tantas veces
malentendida como autosuficiencia, parece que no es suficiente para el mantenimiento de lo
más básico y perentorio: vivir.
Dice Reyes Mate (1) que la vacuna será una tregua, pero no una solución definitiva a la fragilidad
y dependencia de la humanidad, porque simplemente nuestra fragilidad no tiene solución,
somos radicalmente interdependientes y vulnerables, y no solo biológicamente. Dependemos
de las dependientas y reponedores de los supermercados, siempre, de las baserritaras y las
personas que trabajan en el sector primario, siempre, de la compasión y el compromiso de
quienes nos cuidan, siempre, de quienes limpian las calles y los espacios comunes, siempre, del
aire que respiramos, SIEMPRE.
En esta cuarentena impuesta e involuntaria, en este tiempo de interrupción, podemos decidir.
La palabra CRISIS significa etimológicamente “decisión”; Es el tiempo para DECIDIR qué debemos
de hacer, es el tiempo de la ÉTICA, de la RESPONSABILIDAD, de ver lo que está ocurriendo y
reconocer cuáles son los VALORES imprescindibles a preservar ahora, en este tiempo
extraordinario, y después, para avanzar como humanidad. Es el tiempo para escuchar, dialogar
y DELIBERAR, para encontrar respuestas y soluciones PRUDENTES, como diría el profesor Gracia
Guillén (2); es el tiempo de acordar como comunidad humana, como sociedad, qué VALORES Y
VIRTUDES debemos cuidar, proteger, desarrollar y crear. Es el tiempo de proponer lo que nos
parece que es BUENO.
Este documento es el resultado de ese esfuerzo. 22 personas interesadas por la ética,
principalmente profesionales de los servicios sociales y sanitariosi, hemos intentado darnos
cuenta y comprender lo que estaba ocurriendo. Ampliando la mirada, más allá de la necesidad
de UCIs y respiradores, hemos tratado de VISIBILIZAR por qué estaban sufriendo las personas,
las familias, los barrios, las ciudades. Tras reconocer los hechos que generan incertidumbre y
dolor, hemos indagado en sus porqués desde diferentes perspectivas e interpretaciones
(económica, política, sanitaria, social, psicológica, educativa…), y nos hemos atrevido a
proponer algunas orientaciones para algunos de los problemas que hemos descubierto.
Problemas profundamente humanos como el miedo, abandono, injusticia, soledad, inseguridad,
desconfianza, pobreza, hambre, exclusión, discriminación, dolor, sinsentido, mal morir y mal
vivir. También somos AGENTES MORALES en situaciones tan extraordinarias como la que

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1 REYES MATE, M. (2020) “Un test sobre nuestra humanidad”. Religión digital.
https://www.religiondigital.org/opinion/Reyes-Mate-tomarse-serio-salud-deponer-progresocuarentena-
iglesia-coronavirus-reflexion_0_2223677631.html
2 GRACIA GUILLEN, D. (2016) “Tomar decisiones morales. Del casuismo a la deliberación”. Dilemata, Nº.
20, 2016, págs. 15-31

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Un día para la vergüenza nacional: muere un torturador, se entierra la Justicia

Luis Suárez-Carreño

Publicada el 07/05/2020 a las 17:11 Actualizada el 07/05/2020 a las 17:51

Para las víctimas de G. Pacheco (Billy el Niño) la noticia este jueves de su fallecimiento no puede ser motivo de alegría, al menos para mí no lo es. La muerte no puede sustituir a la justicia. Cuando un presunto criminal muere impune, sin siquiera haber sido procesado, sus víctimas siguen sin ser reconocidas, mucho menos reparadas, y la democracia, en su conjunto, se degrada; este virus, el de la impunidad, lleva entre nosotros mucho tiempo y afecta a nuestra salud democrática.

Se han producido innumerables reacciones espontáneas a su muerte, algunas, seguramente poco meditadas, celebrándolo. Yo no celebro la muerte de nadie; tampoco me consolaría saber que hubiera tenido una muerte dolorosa; a diferencia de él, yo no disfruto del dolor ajeno. Siento, sí, que se haya ido no sólo sin sentarse, como merecía, en un banquillo, sino sin haber jamás expresado el menor remordimiento o arrepentimiento, la mínima empatía hacia sus víctimas. Esa misma que unánimemente se les exige, por ejemplo, a los terroristas condenados.

Pensemos fríamente el significado de la muerte impune de González Pacheco: un torturador que ha vivido a sus anchas durante más de 40 años de democracia, a pesar de los innumerables testimonios que hemos aportado sobre sus delitos, investigados incluso fuera de nuestro país, sin que el Estado español se haya atrevido a toserle: ni se le habían llegado a retirar las condecoraciones recibidas por sus «servicios».

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Imaginar el postcapitalismo

Se puede y se debe soñar ambiciosamente porque el simple hecho de excitarnos por el futuro nos va a hacer querer moldearlo en las direcciones que más nos gusten

Luca Dobry 5/05/2020  https://ctxt.es/es/20200501/Firmas/32152/Luca-Dobry-tribuna-pandemia-virus-covid-sistema-capitalismo.htm

<p><em>Resumiendo</em>, de Juan Diego Thielen. Acrílico sobre papel. </p>
Resumiendo, de Juan Diego Thielen. Acrílico sobre papel.Bueno, está claro que el mundo se va al carajo. Que el virus ha demostrado que capitalismo = muerte o, al menos, = nihilismo temerario envuelto en capas de cinismo insoportable. Que no queda defensa posible de que la vida como la teníamos montada pre-virus fuese la mejor posible, en términos absolutos. Que el sistema (qué palabro) debe cambiar, o es barbarie. Aunque me decía una amiga el otro día que ella no ve tan claro que toda persona en plena o media capacidad cognitiva prefigure ideas de este tipo en relación a la situación-virus. Que quizá muchos quieren volver a la normalidad sin más, seguir con su vida. Le dije que quizá tenía razón, que seguramente tenía razón, pero la intuición, fuente poco científica pero valiosa, me dice otra cosa. Una encuesta de YouGov en Reino Unido encontró que el 91% de los encuestados no quería que las cosas volvieran a ser tal cual como antes. En Reddit acabo de leer el siguiente comentario sobre esta noticia: “It’s like getting woken up from the matrix”. El New York Times está a tope con el tema deep system-change.

El Zeitgeist es así: quiere imaginar vidas radicalmente distintas, porque la que conocemos se ha demostrado disfuncional. La clase política va por otro lado, claro. Nada ahí, ¡pantomima! La tele española… qué espanto. El nivel de la discusión en lo que respecta a miradas generales, reflexivas, es lamentable. He puesto las noticias de La Sexta un par de veces: parecen clips pedagógicos para niños y ancianos. Sed buenos, quedaos en casa. ¡Chhht!

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La necesidad de luchar contra un mundo ‘virtual’

Contra la doctrina del shock digital

Jorge Riechmann / Adrián Almazán y 300 firmas más 3/05/2020

ITCL
Mucha gente habla del «día después», de todo lo que hará falta hacer y conseguir después del coronavirus. Pero, más allá de las enfermedades y duelos personales, ¿en qué estado colectivo nos dejará todo esto? ¿En qué estado psicológico? ¿En qué Estado político? ¿Con qué hábitos relacionales? En este texto, iniciativa del colectivo francés Écran total y del Grupo de Investigación Transdisciplinar sobre Transiciones Socioecológicas (GinTRANS), se señala el riesgo de que una parte de los buenos propósitos para el día después estén siendo ya de facto neutralizados por la aceleración en curso de los procesos de informatización. Por ello, propone un boicot masivo y explícito a las diferentes aplicaciones móviles que, bajo la premisa de la lucha contra la covid-19, van a suponer la instalación efectiva de un seguimiento generalizado de la población. En el texto se muestra cómo este tipo de aplicaciones son el ejemplo paradigmático de nuestra fascinación ante la tecnología y nuestra dependencia total de ella. Fascinación y dependencia que garantizan la perpetuación del orden político existente, del experimento masivo con la salud de población, sin garantía sanitaria alguna, que implica el incesante aumento de las radiofrecuencias de microondas y de nuestra trayectoria de destrucción ecológica.

Desde la perspectiva sanitaria todavía seguimos sin entender muy bien qué está pasando, y resulta difícil saber con precisión hacia dónde nos dirigimos. Es probable que haga falta bastante tiempo para desentrañar todos los misterios de la epidemia de la covid-19. Es más, la incertidumbre que rodea su origen, su difusión y su letalidad seguirá siendo inescrutable hasta que deje de atacar a tantos países de manera simultánea. Por desgracia, nadie parece saber cuándo llegará esa anhelada paz. A partir de ahora, si queremos continuar adelante con nuestras vidas, no debemos ni sobrestimar ni subestimar a la epidemia en tanto tal.

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Por una economía ecológica en la Euskal Herria post-COVID19

Manifiesto de la comunidad científica y académica vasca

El COVID-19 está generando una crisis sin precedentes tanto a nivel mundial como en Euskal Herria, traducido en devastadores costes humanos, sociales y económicos. Mientras buena parte de la comunidad científica se está esforzando sin descanso por entender el origen y el desarrollo de la pandemia y detener la propagación del virus, sentimos, como persona vinculadas a la academia, el deber de aportar a la sociedad nuestra visión sobre la situación actual, así como de apuntar algunas líneas de actuación que eviten repetir graves errores cometidos en el pasado y poder así encarar mejor la construcción de un nuevo futuro.

La ciencia ya ha alertado de que ésta es una crisis con raíces profundas en nuestra relación irresponsable con la naturaleza. No podemos obviar que estamos viviendo una crisis concurrente con otras graves crisis ambientales globales, como la pérdida acelerada de biodiversidad o el cambio climático, aún lejos de ser resueltas debido a la falta de ambición política. La recuperación de los efectos del COVID-19 va a depender de nuestra resiliencia y capacidad de transformación, tanto a nivel individual como colectivo. Nos encontramos ante una encrucijada histórica: seguir por el camino errado o cambiar de rumbo.

El hecho de que el COVID-19 esté teniendo profundos impactos tanto a nivel humano como económico se debe, en gran medida, al modelo de desarrollo global dominante, consolidado también en Euskal Herria. Un modelo que, para su mantenimiento, depreda la naturaleza y genera, entre otros trastornos, crecientes impactos y desequilibrios ambientales con graves costes sociales. Nos encontramos ante un espejo en el cual podemos ver nítidamente las debilidades del modelo económico actual: grandes bolsas de desempleo y precariedad laboral, una falsa dicotomía entre salud y desarrollo económico, presiones crecientes sobre sectores públicos críticos como la salud, la educación o la ciencia, sectores laborales feminizados, crisis profunda del sistema de cuidados, presiones del sector financiero y de corporaciones para recibir ayudas públicas sin contraprestaciones, incremento de la dependencia del sector alimentario del exterior y de las grandes empresas de distribución, aumento del riesgo asociado al control social mediante las nuevas tecnologías de la información, etc.

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Anhelos de dignidad. Repúblicas de abril

Cuando lo que se tiene enfrente es una pandemia que amenaza y enferma, es importante apelar a la alegría que solo proporcionan las empresas colectivas en defensa de lo que nos es común

Gerardo Pisarello 30/04/2020 https://ctxt.es/es/20200401/Firmas/32052/Gerardo-Pisarello-republicas-abril-coronavirus-pandemia-antifascismo.htm?utm_campaign=lecturas-del-jueves-30-de-abril&utm_medium=email&utm_source=acumbamail

<p>Una mujer coloca un clave en el fusil de un soldado en Lisboa el 25 de abril de 1974.</p>
Una mujer coloca un clave en el fusil de un soldado en Lisboa el 25 de abril de 1974.

Centro de Documentação 25 de Abril (CC).

Abril es para el sur de Europa un mes republicano. En abril se proclamó, en decenas de ciudades y pueblos, la II República española. En abril fue liberada Roma del fascismo, abriendo paso al referéndum que poco después reduciría la monarquía a un fantasma del pasado. Y en abril, también, se desató la Revolución de los claveles portuguesa, mostrando que el oprobioso régimen levantado por Salazar era todo menos eterno.

Estas primaveras republicanas condensan un sinfín de imágenes de mundos alternativos –cooperativos, libertarios, de justicia social y de amistad cívica– que poco antes de ellas parecían imposibles. Algunas de estas visiones se hicieron realidad y otras se frustraron. Pero todavía hoy, desde los balcones, siguen enviando señales clave para pensar con ánimo transformador estos tiempos de pandemia.

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No saldremos de esta crisis con un New Green Deal

Byron Maher Sancho R. Somalo

El Pacto Verde que se propone desde diversos gobiernos se basa en grandes inversiones para la transición energética que estimulan el crecimiento y es difícil que algo que estimule el crecimiento sea solución a la crisis climática.  Para la autora, las soluciones a la crisis del covid-19 y a la crisis climática son las mismas.

Los ministros de medio ambiente y cambio climático de diez países europeos se han movilizado estos días para pedir una salida “verde” a la crisis económica que se derivará del covid-19. Piden que la Comisión Europea no sustituya el Pacto Verde Europeo, propuesto antes de que la pandemia, por una vuelta a la desregularización ambiental y las energías sucias en un intento de salir de la crisis económica a cualquier precio.

Aunque, como dice esta declaración, es deseable que la salida a la crisis económica no se haga a costa de empeorar todavía más la crisis climática, debemos ser un poco escépticos sobre las posibilidades de que ese Pacto Verde o “New Green Deal” aporte realmente “soluciones para dar respuesta a la crisis económica provocada por el virus del covid-19” .

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Que paguen los ricos

Netflix está hoy presente en alrededor de dos millones de hogares españoles. No parecen irles muy mal las cosas. Sin embargo, la multinacional paga más o menos los mismos impuestos que tú. ¿No te lo crees? Las dos filiales españolas del gigante de producción y distribución audiovisual en streaming pagaron 3.146 euros en concepto de impuesto de sociedades en su primer ejercicio fiscal en España. Y no, no falta un “millones”. Pagaron 3.146 euros en impuestos. En todo el año 2019. Que, por cierto, no era su primer año, porque llevan operando en nuestro país desde 2015, pero nunca antes habían tributado. Aunque, visto el resultado, igual hasta les habría interesado empezar antes: ¡podría haberles salido a devolver y todo! Bromas macabras a parte, la factura fiscal por impuesto sobre beneficios de Netflix España equivale, aproximadamente, al IRPF que paga un trabajador que ingrese 24.000 euros anuales.

El caso de Netflix no es una anécdota. Desde hace tiempo vemos año tras año salir a la luz nuevas filtraciones de papeles que demuestran cómo multimillonarios y multinacionales del mundo se consideran a sí mismos como una “nueva aristocracia global” que goza del privilegio de estar exentos de pagar impuestos. Leona Helmsley, esposa del multimillonario Harry Helmsley (condenado por evasión fiscal), afirmó con orgullo que ella no los pagaba porque los “impuestos son para la gente normal”. Y, visto lo visto, la verdad es que razón no le falta. Mientras trabajadores y pequeños empresarios contribuyen con sus impuestos –y ponen la parte que otros no han pagado–, la desigualdad en el mundo se multiplica y la austeridad se instala en las políticas públicas con recortes sobre nuestra educación, sanidad y, en definitiva, sobre nuestros derechos. Y a lo largo de estas semanas estamos comprobando de forma dramática cómo esos recortes en sanidad se convierten literalmente en muertes. Leer más